miércoles, 21 de enero de 2015

Libros

Hola personitas del mundo, hoy he venido a indignarme. Sí a indignarme. No me puedo creer que la literatura haya caído tan bajo. Desde hace unos años (más o menos desde la publicación de crepúsculo)  se ha producido un enorme boom de libros absurdos y sin sentido que lo único que hacen en la vida de un buen lector es estorbar. Me estoy refiriendo a libros de autores como Blue Jeans o Moccia. ¿Por qué han tenido éxito? Por que la mayoría de la gente tiene el cerebro tan alienado por culpa del móvil que se han vuelto lectores vagos (eso los que leen porque algunos se acercan a un libro tanto como un vampiro al ajo) y ya no buscan un libro con un poco de historia que te haga pensar y te obligue a imaginarte las cosas, lo que quieren es que les den las historias ya masticadas para no tener que hacer el esfuerzo ellos solitos. Para mí ese tipo de libros están bien si tienes trece años, pero ya está. He de admitir que tengo Buenos días princesa en mi casa, en mi defensa diré que fue un regalo y no podía hacer el feo de no leerlo, no lo haré de nuevo. ¿Pero qué es lo que le pasa a la gente? ¿Es que ya no pueden leer nada que no lleve el sello de Best-seller aunque sea penoso? En momentos como ese pierdo un poquito la fe en la humanidad, entonces llega mi prima y me regala libros guays porque ella no los quiere y, aunque quede demostrado lo dicho anteriormente, me alegro un poquito. Por favor, mirad en las estanterías de vuestras casas y hallaréis auténticos tesoros que merecen la pena, de verdad.
Para que veáis que lo que os digo es cierto, os dejo tres libros que encontré rebuscando en las estanterías de mi casa, no los juzguéis por la portada, de verdad que si les dais la oportunidad os encantarán.












No he querido comentar ninguno porque prefiero que descubráis vosotros mismos el placer de tener uno en vuestras manos y saborearlo poco a poco. Para los que tengáis dudas sobre cuál leer, os digo que el primero te hace pensar, los dos últimos están basados en hechos reales (ninguno se hace pesado) y los tres os harán disfrutar de cada instante en su compañía.

martes, 20 de enero de 2015

¿Qué es lo que realmente quieres para ser feliz?

Hola personitas del mundo, hace mucho que no subo ninguna entrada pero jo estaba super liada con exámenes y con trabajitos varios, así que no he tenido tiempo.
Creo (y espero) que todos vosotros hayáis visto esa nueva campaña de sensibilización contra el cáncer, si no lo habéis hecho deberíais salir de la cueva en la que vivís y verlo, por si acaso os dejo el enlace al vídeo aquí. En este vídeo separan a dos personas por un biombo y les preguntan qué deseo pedirían y qué es lo que les hace felices, a un lado hay personas sanas (sí sanas, no normales, normales somos todos) y al otro enfermos de cáncer o familiares. Escuchas lo que dice cada parte y te das cuenta de que es posible el hecho de que si te ves en esa situación respondas lo mismo que los primeros. Y esto me ha hecho pensar.
Vivimos en una sociedad en la que el dinero lo es todo, lo mueve todo y la mayoría de la gente actúa por él. Esta sociedad nos ha convertido en personas demasiado materialistas como para poder darnos cuenta de que hay algo más allá de tener el mejor móvil del mundo o la ropa más bonita, veo a niños de trece años por la calle más preocupados por su aspecto que por ser buenas personas, por ser guays antes que ser solidarios. El dinero, las posesiones en general dividen y catalogan a las personas desde hace mucho tiempo pero hay algo que siempre nos mantiene unidos. Ese algo es aquella espinita clavada en lo más profundo de nuestros corazones, ese anhelo más profundo ajeno a todo lo material, es algo que nos gustaría haber hecho, haber cambiado o algo que nos gustaría cambiar. A veces nos da vergüenza decirlo en voz alta por miedo a lo que pueda decir la gente, en mi opinión eso debería dar igual. Hoy voy a contar mi pequeña gran espina. Mi abuela murió hace tres años y la última vez que la vi la dejé llorando porque me estaba contando todas las penurias que pasó en la guerra, un mes después murió y no me dejaron ir a verla. Me habría encantado decirle "te quiero" una vez más, darle otro abrazo mientras le digo que el jersey que ninguna de mis primas quería lo uso siempre en invierno para estudiar y me encanta, al menos me hubiera gustado despedirme.Lloré en secreto su ausencia y esta se convirtió en mi espina, aún hoy mientras escribo esto llevo ese jersey de colores que tejió.
Lo que quiero decir con todo esto es, simplemente, que dejemos de ser tan egoístas y materialistas, la vida es demasiado corta como para preocuparse de cosas que no nos servirán de nada una vez muertos, mientras que lo que hagamos por otras personas quedará siempre ahí, en los recuerdos de la gente a la que has ayudado y eso es lo más importante. Sed solidarios

viernes, 2 de enero de 2015

Ausker: el despertar

Hola personitas del mundo, sé que os prometí el siguiente capítulo de Ausker pero mi padre me quitó el ordenador porque sí, porque puede. Bueno por fin hoy lo he recuperado y aquí os dejo lo prometido.

Desde que era pequeña hemos estado solas mi madre y yo. Cuando preguntaba por mi padre solía decirme que había muerto en la guerra estando ella embarazada, que le había amado desde el momento en el que lo conoció y que aún lo amaba. Crecí rodeada de verdes praderas y altas montañas en lo que hoy llaman Irlanda. Nunca fui una chica como las demás, a mí me gustaba caminar por el bosque y columpiarme en las ramas imaginando que podía volar, cuando crecí las cosas no cambiaron, yo seguí ayudando a mi madre todo lo que podía y pasaba mis ratos libres en el bosque. Al cumplir quince veranos mi madre empezó a inquietarse, al principio pensé que era porque yo aún no había encontrado a nadie de mi agrado, pero no era aquello lo que la mantenía en vela por las noches y la despertaba en la madrugada tras horribles pesadillas que yo intentaba aliviar por todos los medios. Una noche de luna nueva me apreció oír un ruido sordo en el piso de abajo, pensé que habría sido mi madre sin querer al intentar alcanzar algo a tientas, no le di importancia y seguí durmiendo. Instantes después empecé a notar olor a quemado mientras un denso humo se colaba por la puerta de mi habitación, antes de que yo pudiera darme cuenta unas fuertes manos me agarraron y me sacaron de allí por la ventana. Recuerdo que alguien me arrastró varios metros lejos de la casa mientras gritaba desesperada que fuera a rescatar a mi madre que estaba dentro, no me hizo caso y tuve que contemplar como se consumía la casa de mi infancia y mi madre junto a ella. En ese momento me desmayé. Aún hoy escucho sus gritos ahogados por el rugir de las llamas persiguiéndome a donde quiera que vaya.
Cuando me desperté todas las sensaciones de las noche anterior entraron en mí como un huracán arrasando todo lo que encuentra a su paso, no pude hacer más que taparme la cara con las manos y llorar. En ese mismo momento recibí un fuerte golpe en la cabeza con la misma fuerza con la que me sacaron a rastras de mi casa incendiada, me giré furiosa hacia mi atacante y lo que vi me dejó helada. Mi madre siempre fue una gran artista y una vez que derramé todo el cuenco de harina ella dibujó el contorno de un rostro.
-¿Quién es?
-Es tu padre cielo.
-Era muy hermoso, ¿verdad?
-Mucho más de lo que te puedes imaginar.
Jamás olvidaré su rostro al mirar aquel dibujo en la harina como tampoco la cara de aquel hombre. Ese hombre.... aquel que había provocado las lágrimas en mi madre en más de una ocasión, ese hombre al que creíamos muerto en combate, se encontraba en esos momentos ante mis atónitos ojos.
Noté como la furia se apoderaba de mí, me lancé a propinarle un golpe en el estómago y con asombrosa rapidez se apartó a un lado, volví a cargar contra él pero esta vez no se limitó a esquivarme con una agilidad sobrehumana sino que me propinó un fuerte golpe en la base del cráneo que nubló mi visión e hizo que me desmayara de nuevo.
Terroríficas imágenes pasaron ante mis ojos mientras me encontraba inconsciente: olor a pelo quemado, gritos, yo suplicando que parara, más gritos, fuego....
Me desperté de pronto empapada en sudor y con un leve mareo, esta vez tenía a mi lado unas cuantas frutas que supuse para mi por lo que las devoré en un segundo.
Me senté a reflexionar sobre los hechos sucedidos recientemente y noté como las lágrimas volvían a mis ojos, ahogué un sollozo al tiempo que recibía otro golpe esta vez en las costillas. Dispuesta a enfrentarme de nuevo a él me giré llena de cólera, pero no pude hacer nada, con una velocidad impresionante me tiró al suelo y ató mis manos y mis pies a distintas estacas impidiéndome movimiento alguno. Se giró hacia mí.
-Eres muy blanda
-Suéltame
-Pero tienes rabia dentro y eres bastante más ágil de lo que esperaba siendo criada por quien lo hizo.
-¿Quién eres?
-¿No lo adivinas? Vamos, sé que eres muy lista.
-Es imposible está muerto.
-¿Eso te dijo? Vaya no me lo esperaba.
-Que quieres de mí.
-Durante años he esperado este día, el día en el que por fin pudiera vengarme de la que me quitó la única posibilidad de continuar mi legado. Tu madre, al saber que estaba embarazada, huyó de mí, pero como una abeja atraída por la miel llegué hasta vosotras. Cierto es que yo lo que quería era un varón, pero ya he arriesgado demasiado y es posible que funcione.
Mi mente iba demasiado deprisa, él había prendido fuego a nuestra casa, había quemado viva a mi madre tan solo para vengarse por haberle abandonado, por eso estaba tan asustada aquellos días porque sabía que se acercaba, por eso lloraba al recordarle, le tenía miedo. Ese mismo miedo miedo corroía ahora mis entrañas y en lo único que podía pensar era en lo que me tenía preparado.
-¿Que funcione el qué?
-Tú, hija mía, a partir de hoy vas a ser un Dios
Con una uña cortó la piel de mis muñecas dejando que la sangre se derramara por el suelo tiñéndolo de rojo, acto seguido puso sus manos en los cortes y comenzó a murmurar unas palabras incomprensibles para mí, noté como las fuerzas me iban abandonando poco a poco. De pronto un fuerte latigazo de dolor recorrió mi columna, era tan intenso que pensé que me iba a explotar la cabeza, me retorcí de dolor mientras la temperatura aumentaba en los puntos en los que estaba atada, mi visión se oscureció y en ese momento me susurró al oído:
-Bienvenida  a un nuevo mundo de posibilidades.
Cuando el dolor cesó intenté moverme y descubrí que ya no estaba atada. Me incorporé con cierta dificultad y abrí los ojos. Todo había cambiado, yo había cambiado y en ese momento supe que ya nada volvería a ser igual.