miércoles, 28 de mayo de 2014

Mi flor, la Azucena

Sé que hoy no es jueves pero esque mañana no voy a poder escribir así que os dejo una Historia que escribí para una amiga a la que quiero mucho. Ella es una de las personas que hacen de las mañanas más grises las más coloridas del mundo, decir también que es una de las personas a las que siempre voy a llevar en mi corazón pase lo que pase. Con ella cada día es mágico. :)

Era un día normal como cualquier otro, pero era domingo y en mi pueblo es costumbre ir a misa ese día.
Cada semana transcurría de la misma manera que la anterior, lenta y aburrida.
Cuando era niña tenía un buen amigo con el que salía a jugar por las tardes y que me acompañaba los domingos a misa; esos días recogía una flor del jardín de su madre y me la ponía en el pelo. Un día le pregunté por el nombre de aquella flor, ya que me parecía preciosa, y me dijo que era una Azucena. Me parecía el nombre perfecto.
Pero un día sus padres sufrieron un accidente y mi amigo se tuvo que ir con su tío a la ciudad.
Pasaron muchos años hasta que le volví a ver, fue en mi decimoctavo cumpleaños. Se acercó a mí con un enorme ramo de flores, que en seguida identifiqué como Azucenas, y me lanzó la más cálida de las sonrisas. Por primera vez en muchos años bailé y me reí hasta caer rendida, entonces él me miró con esos ojos azules que tanto había echado de menos y me abrazó con fuerza. Me contó que, como ya era mayor de edad, podía dejar a su tío y venirse aquí, conmigo. La idea me encantó al instante.
Durante meses recuperamos el tiempo perdido, pero ya no éramos niños y la amistad se fue transformando en algo más. Durante un tiempo actuamos como si no sucediera nad, pero al cabo de unos meses ya no podíamos ocultarlo.
Hemos estado juntos durante años, cuando me quedé embarazada todo fue alegría y felicidad; pero nos duró poco, había estallado una guerra y llamaban a todos los hombres a combatir. Me prometió que volvería a tiempo para ver nacer a nuestro bebé, ya me llevan hacia el hospital y no sé si le llegó mi mensaje de que el bebé estaba a punto de nacer.
Pasado ya el parto y con mi bebé en brazos espero su llegada. Se abre la puerta y aparece él, vestido aún con el uniforme militar. Se quita el sombrero y se acerca.
La guerra ha acabado y por fin somos de nuevo una familia unida. Se inclina para besarme y cuando nos separamos me sonríe con la misma cara que aquella tarde en mi cumpleaños con el ramos de flores.
-Es una niña.
Sonríe aún más.
-Y se llama Azucena.
 

jueves, 22 de mayo de 2014

Plata en el pelo y oro en el corazón

El otro día iba en el tren de camino a un cumpleaños y en un momento dado vi aparecer a una pareja de ancianos. Me recordaron muchísimo a mis abuelos.
Por desgracia hace ya unos años perdí a mi abuela y el ver a esa señora (que se parecía mucho a ella) reabrió antiguas heridas. Aún recuerdo cuando era pequeña y mi abuela me daba una galleta a escondidas, me guiñaba un ojo y sonreía. Recordarla a ella y a todos los buenos momentos que pasamos juntas me da fuerzas. Lo único que me duele es que la última vez que la vi estaba llorando porque me estaba contando cómo vivió su familia la guerra. La echo muchísimo de menos. Pero no estoy triste porque una parte de ella vive (y vivirá siempre) en mí, además mi madre dice que me parezco mucho a ella.
Pasando de nuevo a los ancianos del tren, he de decir que eran geniales. Se miraban y cogían de las manos como si fueran dos adolescentes y acabaran de empezar a salir. Ellos sí que han sabido mantener viva la magia que hay en el día a día.
Ayer mismo iba camino de mi casa muy contenta (suelo vivir contenta) y vi a un señor mayor con cara de pena sentado en un banco (es de estos señores que se sientan con tres más en el mismo banco, que tú te quedas mirándoles y piensas "¿cómo caben todos en el banco?"). Pues eso, estaba ese abuelo ahí, con cara mustia y decidí animarle la tarde.
Cuando pasé por su lado le lancé la mejor y más amplia de mis sonrisas y le dije:
-Buenas tardes
Levantó la mirada y se le iluminó la cara durante un instante.
-Buenas tardes
Y seguí andando.
Como podéis ver, las personas mayores tienen muchas experiencias vividas que están deseando compartir y son las personas que más Estrellas regalan, incluso a personas que no conocen. Por eso hay que quererles mucho y mimarles pues nos traen alegría.
Recordad siempre. Los abuelos son aquellas personas con plata en el pelo y oro en el corazón.

De vuelta

Sé que llevo ya mucho tiempo sin venir por aquí, pero esque he estado un poco liada con los estudios y eso.
Como hoy es jueves tengo que poner una nueva Historia, esta no lleva título porque si lo llevara condicionaría al lector a la hora de sacar las conclusiones que crea oportunas, por lo que quiero que la gente que lea esto piense un poco en lo que significa para ellos. Esta vez es un poco más corta que de costumbre, pero lo importante es el significado. Espero que os guste. 
Poco a poco fui perdiendo la capacidad para distinguir lo que me rodeaba, todo era un remolino de sensaciones que nublaban mis sentidos hasta que ya no sentí nada. No podía oler las margaritas, no podía saborear un helado de menta, no podía sentir la ropa rozando mi piel.
Llegó un momento en el que esa indiferencia sensorial era tal que no pude soportarlo, por eso voy a acabar con todo. ¿Cómo voy a poder vivir si no puedo sentir?
De pronto abro los ojos y cojo una enorme bocanada de air, huele a hirebe. Voy moviéndome lentamente e intento averiguar si todo está en su sitio, así es. Todo ha pasado, tengo una segunda oportunidad.