jueves, 27 de marzo de 2014

Historia sobre un final

Ya ha llegado el jueves y toca una de mis pequeñas Historias, hoy no ha sido un día especialmente bueno y la clase de Historia a última no lo ha mejorado así que esto es un poquito siniestro. Espero que os guste.

Ya no quiero sentir nada, tan solo el aire acariciando mi piel como si quisiera consolarme.
Solo quiero que todo esto acabe, que todo lo que siento se desvanezca como la niebla eliminando todo el dolor de mi vida.
Aún tengo en los oídos el sonido de la razón por la que he venido hasta aquí escapando de mi casa, mis padres volvían a discutir. Llevan discutiendo desde que tengo conciencia, ya sea porque mi padre llega demasiado tarde a casa, porque no podemos mantenernos a flote y, a veces' discuten por lo mucho que discuten. Es horrible, día a día oigo a mi madre llorar por las noches y me encantaría poder ir a consolarla, ir a decirle que no pasa nada que yo estaré a su lado. Pero no puedo. Mi padre ha puesto un pestillo que solo se abre por la parte de mi puerta que da al pasillo, así evita escapadas nocturnas, una vez llegan las 11 de la noche me obliga a entrar y me encierra hasta las 7, por suerte son las 10:30 p.m por lo que aún no me van a buscar (dudo que, mientras discuten se acuerden de mí).
Tengo mucho miedo, miedo a volver, miedo a las peleas, miedo a afrontar la realidad. No me considero una cobarde por lo que voy a hacer, es solo un método para escapar de esta horrible realidad.
Levanto la vista hacia el cielo estrellado, cierro los ojos y llorando en silencio me precipito al vacío.
-Lo siento

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